jueves, 21 de febrero de 2019

EL AMIGO QUE MURIÓ POR MI

Kano se mordìa la piel para no sentir dolor,mientras el bombero retiraba los escombros, ¡cuando de pronto saltò al parar las orejas y escuchar mis quejidos!...yo morìa sin remedio.

"Había una vez"...
Todos los cuentos empiezan con esta frase dando entrada a un mundo fascinante, lleno de magia y màs pero..este cuento está basado en una historia real que quiero contar,es todo.
Y sì, había una vez. El mejor amigo del hombre dicen es el perro...los hay que son policías, rescatistas, guías, de compañía y sin embargo todos los dìas por lo menos diez son arrojados a la calle aùn siendo cachorros. A pesar de sus instintos de supervivencia, son vulnerables a que sufran por falta de alimento, los torturen e incluso algunos de su misma raza y el hombre, los maten.Un dìa me llamò mi hijo, que habìa salido al solar a caminar, para decirme que en un montículo de basura encontraba un pequeño perro blanco,con una expresiòn que mi corazòn se constriño... ¡y lo había confundido con una rata! Al verlo parecìa por lo desaliñado y sus grandes orejas, pero le dije que no existían ratas tan grandes de ese color. el cachorro nos mirò de una manera que...todo la tristeza e infortunio asomaban a esos pequeños ojos, y su melancolía me estrujaba el corazón; al mirarlo con detenimiento pensé que no crecería màs de ochenta centímetros, el aspecto palurdo tampoco, pero...sin màs le dije a mi hijo que nos lo llevaríamos, era invierno y la comida escaseaba por el lugar.
el adolescente me miró como si de pronto hubiera yo perdido la cordura.
__ Mamá...no cabemos y las vacunas, el alimento...__ Mira como esta, tiene hambre...si no muere
de frío, algún perro más grande lo matará, y...__ esta bien, esta bien.
Lo cogió del pelaje, acurrucó en sus manos y nos fuimos a casa. Al anochecer, comenzó a llorar mirando por la ventana.
Creo que extraña a sus padres __ dijo mi hijo.
__ Tal vez...cuando son tan pequeños los separan y sufren por eso.Por lo pronto dormirá en una frazada cerca de la televisión, mañana le compraremos lo que necesite.
Mientras miraba mi programa de TV el perrito se levantó de su improvisada cama y temblando me lloraba cerca de mis pies. algunos truenos de tormenta lo asustaron, y temblaba incontenible. Al final para que pudiera yo estar tranquila los pocos minutos que tenia, lo tomé junto con su cobija y como a los bebés comencé a arrullarlo.
__ Tranquilízate, nada te va a pasar, todo esta bien...
Sin darme cuenta en pocos minutos dormía en mi regazo y...a partir de entonces asì fue todos los días hasta que cumplió tres años. Estaba no puedo decir enorme, porque era chaparrito, lanudo hasta las orejas, aunque sus enormes ojos si veìan todo a su alrededor. Comía dos veces y dormía conmigo, sin embargo cuando la comida le caìa mal...lo sacaba de mi cama y le mandaba al sofá. 
__¿Que comiste Kano? ¡te estas echando a perder!

Se convirtió en parte de nuestra familia, Mi hijo, mi esposo, yo y...Kano. Pero aquel día en que tuve que dejarlo solo para irme a trabajar porque ya el sueldo de Luis era insuficiente, Beto entraba a la preparatoria, y los gastos aumentaban... lo voy a recordar toda mi vida con dolor y un gran orgullo.
Mi vecina Anita tenía la costumbre de pasar a la casa y dejar la comida lista para Kano, servía su plato, echaba un vistazo a la casa y eso era todo, pero en esa ocasión no fue sola, llevó a su hijito de cinco años. El pequeño, travieso como los de su edad, se safò de la mano de su madre y se encaminó a la cocina. En el momento en que yo entraba, vislumbrè la figura de Anita.
__ Señora Ana,esta vez llegó antes de la hora.
__Es que me tengo que ir al doctor,y usted tambien...¿que hace aquí?
__Se canceló la junta que tenía en la última hora y salì temprano. 
Mirè en mi derredor buscando algo.
__No quiero entretenerla màs, dice que tiene prisa...
__¡Es verdad..! dejé su comida a su perrito, algunos Nugettes de pollo, sè que le gustan...Bueno, me voy. 
_ Esta bien, gracias por todo.
Cuando Anita cruzaba la puerta de salida, recordó al pequeño Sebastian, volvìo sobre sus pasos...¡Cuando sobrevino la explosión desde dentro!
Las ventanas junto con la puerta salieron volando a la calle entre escombros que quedaron regados a varios metros de la casa...en cuestión de minutos dio inicio un pequeño incendio en la parte posterior dejando ver parte de la casa derruida, el techo colapsado, dos muros encontrados a mitad de la sala, y un olor pestilente a Gas; Anita pudo moverse solo un poco para de inmediato gritar con todas sus fuerzas por ayuda. Varias personas se comidieron al auxilio, pero un hombre atinó a decir...
__¡Ya no sigan...huele a gas, necesitamos a los Bomberos!
...Dentro imperaba un silencio de muerte, solo roto por el suiss del gas que seguìa saliendo del tubo alimentador del suelo hacia la estufa destruida. A pocos metros sobresalía una mano diminuta entre escombros y...no se movìa màs.
De pronto una nariz se acercò a olfatear el lugar aquí, luego allà, y de pronto Kano comenzò a rascar con las patas; la tierra y piedras pequeñas salìan volando en todas partes hasta que hizo un pequeño hueco y pudo ver la carita del niño cubierta de sangre y quemaduras serias...pero respiraba.
Kano comenzò a ladrar incontenible dirigiendo su hocico hacia la calle. Después avanzò entre otros tantos recovecos que cubrìan parte de la sala y el estudio, ahì me encontrò tendida boca abajo cubierta con un pedazo de loza y dos vigas  de madera que habìa puesto como adorno la semana pasada. Kano me lamió la cara una y otra vez gimiendo tan dramáticamente que me despertè apenas y queriendo abrir los ojos, solo pude distinguir una silueta con matices brillosos. toque su pelaje y lo tranquilizè como pude e intente levantarme pero un dolor a media espalda me hizo gritar tan fuerte que los rescatistas me escucharon.
__¡Parece que es por la parte de atràs del estudio!
en el camino encontraron al pequeño Sebastian y con agilidad lo sacaron y de inmediato, le administraron atención poniendo en una camilla y una mascara de oxigeno en su carita.
__ Tiene quemaduras en todo el cuerpo¡hay que llevarlo de inmediato al hospital!
en ese momento Kano cogiò entre sus fauces mi mano y halò tan fuerte que clavò sus colmillos. Quizà tranquilizandose mirò afuera unos instantes y ladrò otra vez.
salìo al oler a los Bomberos, uno de ellos entrò y tocándolo amigablemente le instò a que lo guiarà.
__ Tu sabes donde esta tu ama...llévame.
En el instante que se pusiera de pie, lo que quedaba de la casa se vino abajo por completo...atrapando al hombre y a Kano.
èl cayò y al instante una roca pegò en su pecho y otra màs en su casco; Kano tenìa atrapadas las dos patas traseras y parte de su pelvis, pero a pesar de eso recordò que yo necesitaba ayuda e intentó en un supremo esfuerzo levantarse. Cuando pudo hacerlo sus patas estaban desgarradas hasta el hueso, caminaba con mucha dificultad, dolía al menor movimiento, y la herida sangrante en su costado le impedìa respirar bien; aùn con todo llegò a donde estaba yo que seguìa en el mismo lugar y con màs escombros aunque ya no me apretujaban.
Volviò sobre sus pasos y fue a buscar ayuda cerca de donde estaba la entrada principal. Afuera mi esposo y mi hijo eran presas de los nervios más aterradores que jamás hayan vivido, pues un grupo especial ya nos buscaba por todas partes. De pronto un rescatista vestido de azùl metálico con una estrella de la vida en su casco, encontrò a Kano. Su primer impulso fue cogerlo para atenderle sus graves heridas, pero por el contrario, el perro lo azuzò a seguirle por la ruta donde cayera su compañero y yo tambien. A mitad del trayecto se detuvo y comunicación vìa radio ubicò el lugar para la extracción y despues de checar que el bombero habìa muerto, se encaminò al estudio; pudo ver mi situación y dijo.
__ Necesitaremos un grupo aquì...__ luego me revisò y hablando retirò tierra y rocas de mi rostro.
___ Se que me escucha, soy Paramedico Rescatista y vamos a sacarla... solo tenga paciencia.
Mirò las heridas de Kano y muy a su pesar sintiò un nudo en la garganta al ver que sufrìa intensamente. Era humanista, tenìa buen corazòn asì que tendiendo su mano hablò con Kano.
__...Puedo ver que la amas, y que le salvaste pero ya no es necesario que este aquì, ven conmigo,vamos a cuidar de tus patas, estas sufriendo...ven amigo, ya cumpliste con tu deber.
Sin embargo Kano se acurrucò junto a mi tan pegado que su sangre comenzò a manchar mi cuerpo. El buen hombre tuvo que limpiarse las lágrimas comprendiendo que el perro se quedaría ahì...a morir por su ama..o hasta que me recatasen. 
Durante minutos que fueron tiempos estáticos, y mientras afuera trabajaban denodadamente, dentro Kano se lamiò las heridas una, otra y otra vez tratando de amortiguar aquel dolor desgarrador pero no aullaba ni gemìa...solo las lágrimas escurrìan de sus ojos y podìan verse como brillantes e inmaculados diamantes a la luz que entraba por alguna rendija. Al final fui rescatada y conducida al hospital, dos hombres tomaron al perro y en una pequeña camilla lo llevaron al veterinario.
No hay todavìa ambulancias para perros, asì que como un paciente humano lo trasladaron y con inmenso amor le colocaron enormes compresas en sus patas y demàs, sin embargo... al llegar al hospital tuvo un paro respiratorio y el médico en turno debiò darle reanimación de emergencia.
Después de tres intentos, el médico lo dejò y dio indicaciones con voz muy seria.
_ Debe estar en terapia intensiva 24 horas, den una dosis de 2 mg. de clonazepam...Que descanse. 
Al paso de las horas, todo se volviò tristeza, incertidumbre, las paredes blancas de mi cuarto eran asombrosamente una carga pesada sobre mi espalda, aùn podìa sentir la loza comprimiendo mi humanidad. Tenìa una venda sobre mis ojos y las manos no las liberaba del todo; me habìan sujetado con cordeles a la cama...y grite que estaba pasando. La mano de mi esposo calmo mi ansiedad tan solo al roce, su voz tratò de sonar dulce.
__ Te los pusieron para que no te quites la venda...
__¡Que tengo...! ¡¡Que tengo en mis ojos!!..Te quemaste con la explosiòn,pero sanaràs, solo son leves.
Comencè a recordar todo de golpe.
__...Kano estaba conmigo. Esta...____ Está hospitalizado tambien, y el Pequeño Sebastiàn...se lo llevaron al Shrines en texas, está muy quemado, aunque dicen los medico que con el tiempo y un buen tratamiento saldrà adelante. 
Algo en mi cabeza danzaba punzando, no atinaba a esclarecer mis ideas.
__No sabía que Sebastian estaba en la casa...¿Que hacìa ahì?
__ Anita lo llevò y cuando se le escapò fue a la cocina y encendiò todas las válvulas de la estufa...Pero no fue su culpa, la fuga estaba abajo en un ducto y no podíamos prever.
Al fin supe que debìa saber, como un golpe detràs mío y quise sentarme al tiempo que comencè a respirar demasiado aprisa.
__¡¡Kano!! ¡¡Kano esta muriendo, quiero verlo!!
__¡No, no es posible ahora...! ¡Debes estar quieta y dejar que los médicos te atiendan!
Una desesperaciòn furiosa se apoderò de mì al grado de romper las ligas mientras recordaba todo claramente.
__¡¡Kano!! ¡¡El me salvó!!...¡Mira mi mano, tengo sus colmillos marcados, porque quiso sacarme!
Ante esto mi esposo tuvo que decirle al medico que me sedara. Nada ni nadie me iba a detener e incluso le dije a Luis que me dejaba salir o se olvidara de mi para siempre, para que yo viera a Kano. Cedió entre gestos de desagrado y me llevaron al hospital veterinario. Al llegar a terapia intensiva, mirè detrás del cristal una pequeña camita con un cuerpecito inerte y sólo veìa tubos y más tubos alrededor. Me asìe con mis manos al ventanal, las huellas aún frescas de mi mano no sanaban del todo. Una voz desconocida, dura me dijo a boca de jarro __...Amputamos las patas delanteras e hicimos una colostomìa parcial.
Mis lágrimas conmovieron al médico y entonces se dio cuenta de la impertinencia.
__Lo siento...creí que era una mascota màs que se tiene en casa y...perdón. Tengo que ser honesto y decirle lo que va suceder...Detectamos un bloqueo en su corazón, no resistirá una segunda cirugía para corregir su colon.
El aire me hacìa falta cuando dije¿Puedo verlo, aunque sea un momento?
__Ssì, le hará mucho bien, sentir que usted está aquí...
__Y se retiró __ con permiso.
Al sentarme junto a Kano, aspiré tan hondo que me dolió. Su carita estaba recostada plácidamente, su respiración era lenta y tranquila. De pronto una paz inmensa llegó a mi alma y me di cuenta cuánto amaba a ese perro lanudo, de grandes orejas, ladrido intenso que callaba cada vez que la puerta de la casa se abrìa, tantas  y tantas veces que esperaba en la esquina de la calle cuando llegaba de trabajar y entonces era una fiesta fenomenal al verme...Ahora estaba ahì, tumbado luchando por su vida;pasaron un día, dos, tres, cuatro... de los que pase tomándolo de su cabeza acariciando, hablando, cantando canciones como lo hacia con mi hijo; al cabo de una semana el doctor entró para revisarlo y mientras yo susurraba a su oreja una bonita canción.
     "cuando subas al árbol debes saltar,
       cuando subas una nube debes volar,
        porque el amor lo puede todo.."
Ya murió, señora __ dijo a mi espalda como para evitar hacer daño.  Y como si no le escuchara lo tomè en mis brazos y envolví en la sabana cantando la canción de cuna con la que solía dormirle o cuando quería tranquilizarlo.
El hombre se retiró discreto dejando solo y tan frío aquel cuarto tan bonito, adornado con cuadros y figuras bonitas que todos los niños quieren. Era un silencio respetuoso que acompañaba mi llanto quedo y tan estremecedor que a través de la cortinilla, las enfermeras miraban y sus ojos se humedecían al verme.
El dìa era como cualquier otro para muchos, el trabajo, la escuela, los compromisos sociales...Y yo estaba enterrando al mejor amigo que jamás he tenido y que con gusto dio su vida por mì; nada ni nadie me demostrò su nobleza, paciencia, el amor y toda la lealtad en un pequeñísimo corazòn porque...Kano no dudò jamas en ofrendarse porque sabìa cuánto me amaba.
Ahora estábamos enterrando a mi amigo Kano en el jardín de la casa de mi abuela; quise que fuera rápido, deseaba ya no sentir ese dolor en el estomago que partía la ultima resistencia de fortaleza. Betito colocó una placa expresa para él, que decía__"SALVASTE MI VIDA PORQUE ME AMABAS...YO TAMBIÉN TE AMO."  " HASTA PRONTO KANO."
Mi hijo y mi esposo me dejaron unos minutos. Me resistìa a levantar el andar y entre gruesas lágrimas le hablé por última vez.
__¡Yo no sè si exista el cielo para ti...pero un alma tan bella no puede ir màs que haya arriba..! De lo que sí estoy segura, es que te quedas junto a mi para siempre, cuidándome y esperando mi regreso a casa. Parece que aùn oigo tus ladridos cerca de la ventana, cuando veías pasar a los gatos...Te quedas conmigo, hasta que algùn dìa volvamos a vernos. Es una promesa, amigo querido.
Mis manos cicatrizadas tomaron un puñado de tierra y la dejaron caer en el pequeño montículo adornado de hermosas rosas blancas.



                                                FIN                                Derechos Reservados 11449-2015



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